4 de diciembre de 2015

Bisexualidad, en medio del camino, ¿por que elegir?


Copyrighted: Lesan Mora


En este tiempo, donde tantos impedimentos y barreras han sido destruidos, —o al menos en apariencia—; sigue habiendo ciertos temas que levantan más de una escama en la sociedad en que nos tocó vivir. Y entre ellos la bisexualidad estaría en uno de los primeros puestos del escalafón. Al fin y al cabo si hemos superado muchos mitos y tabús relacionados con la homosexualidad, transexualidad, etc, etc, et, no sucede lo mismo con otras parcelas de este vasto terreno de la sexualidad. Aun así, Hay una tendencia a elegir entre un lado u otro de la calle, pero ¿qué pasa con aquellos que toman la decisión de quedarse en medio?
Los prudentes apuntarían que si te quedas en medio, lo más seguro es que terminen atropellándote y no soy yo la que se lo voy a rebatir. Por el contrario, los más audaces indicarían que si no eliges ningún bando disfrutar de las mejores vistas de ambas aceras.
Tal vez ahí es donde radica el verdadero quid de la cuestión; en disfrutar de las mejores panorámicas que la vida te ofrece sin importar el entorno en el que te halles sumida.
Si he de ser franca, no me planteé el tema hasta hace relativamente poco. Para mí todo era blanco o negro, ni si quiera se me pasó por la cabeza que existiera la amplia gama de grises que hay de por medio. Hasta que una serie de personas se cruzaron en mi camino, haciendo que por primera vez, mis ojos percibieran ese color.
Eso sí, he puntualizar que solo puedo hablar desde el punto de vista femenino, no desde el masculino; ya que lo desconozco, y de él solo conseguiría dar una opinión, algo que presiento, o…. como ustedes quieran llamarlo.
Hace cómo un año conocí la historia de una mujer que me sorprendió: Guapa, exuberante, de esas que hacen que los hombres se giren en la calle, y la desnuden con los ojos, ahora, pocos eran los que conocían la triste historia que había tras aquella bella envoltura: Forzada a un matrimonio sin amor con un hombre mayor para salvar la economía familia,—algo, que si he de ser justa nunca he llegado a entender del todo—, se vio abocado a una vida que ni deseaba, ni había elegido. Sin embargo había encontrado un sistema un tanto original de evadirse de esa realidad que lo ahogaba: Desde hacía años, tenía una serie de aventuras clandestinas de reducida duración, con hombres y mujeres con los que contactaba en Internet o en alguna escapada nocturna, en lugares remotos, lejos de su entorno.
Me acuerdo que tras oírlo todo, le hice la siguiente pregunta:
— ¿Y por qué no rompes con todo y tratas de ser feliz? La vida es demasiado corta cómo para ir desperdiciándola
A lo que ella me contestó:
—Porque he olvidado como serlo. Además, no depende solo de mí. Hay muchas personas que están a mi cargo y si me fuera… eso acabaría con ellos.
Aquello me dejó sin palabras, más que nada porque me resultó extraño que en la sociedad actual, se dieran esos vínculos de dependencia tan grandes, y bueno, no soy de las que se calla este tipo de cosa. Ahora, también le aclaré, que yo menos que nadie, iba a juzgarla. Lo único que está en mi mano es desear y rezar para que un día encuentre lo que la vida le ha negado hasta el momento.
Durante este tiempo supe de otro que me dio un punto de vista diferente sobre lo mismo:
Un matrimonio bastante convencional en la superficie. Jóvenes, sin hijos, de clase alta, ambos profesionales de éxito; no obstante tras las puertas de último diseño de su hogar, había un pequeñísimo detalle que no todos conocían.
Unos años antes habían sufrido una fuerte crisis que casi dio al traste con su matrimonio. Acudieron a terapia y estuvieron mucho tiempo tratando de salvarla sin lograrlo, dando vueltas, evitando ser sinceros, —que era justo lo que necesitaban—. Solo entonces, al tocar fondo, se encontraron con que la separación era lo único que les quedaba, abrieron la boca para dejar salir las palabras que llevaban callando desde el día en que él puso los ojos por primera vez en ella.
Resulta que unos seis meses antes ella había descubierto una inesperada atracción por una de sus compañeras de la oficina, eso sí, no se había atrevido a hacer nada, — pese a que la propia chica le había manifestado su interés—, por qué pensaba que tras aquello tendría que replanteárselo todo incluso el supuesto amor por su marido… Y más si a eso le añadimos el que el hombre con el que compartía su existencia era presa de un cierto hastió sexual, el cocktail era más que fuertecito… Por eso fue él mismo, el que le propuso un último intento por salvar lo que tenían: probar cosas nuevas que reactivara sus adormecidos instintos: tríos, juguetes sexuales etc, etc, etc.; en definitiva, ser lo que nunca habían sido, sinceros.
Y dado el resultado, no debió de ir muy desencaminado, ya que hoy en día siguen casados, solo que ahora es lo que nunca ha. No estoy muy al corriente de cómo fue la cosa, lo único que puedo decir es que en la actualidad esta mujer sigue estando casada, solo que ahora es más feliz; e incluso en ciertos círculos, se confiesa abiertamente bisexual… Por lo que me imagino por donde fueron los tiros.
Por desgracia también existe el caso contrario: Una mujer normal, como cualquiera de nosotras; con su trabajo, su familia, su marido y una vida en apariencia normal. Solo que un día, su pocholin, al regresar a casa tras un día en la oficina, se la encontró con otra en la cama. Los detalles ni los conozco, ni me importan, lo único que puedo asegurar es que el matrimonio se rompió. Por lo que se ha de enfrentar a lo que ello supone: Tener que recomponer su vida e incluso su identidad sexual.
Bueno, antes de continuar debería de hacer una puntualización:
En este en concreto, hay algunos aspectos que tal vez lo diferencien de otros. Esta mujer proviene de una familia tradicional cómo pocas, para las que o se es blanco o negro, por lo que si no eres hetero, eres lesbiana; ni se plantea la bisexualidad. Por lo que se ha visto impulsada a omitir algunos pormenores de su vida, cansada ya de batallas inútiles, que no le traían nada. Aquello me llevó a plantearme que es lo que nos asusta de la bisexualidad… Y una de las conclusiones a las que llegue fue, ¿sorprendente?... Si, esa sera la palabra. Opino que lo que más me asustó es la capacidad de elección. Si, Dios nos dio el libre albedrío, ¿por qué algunos encuentran la bisexualidad tan aberrante?, la verdad es que elegir con quien ir en cada momento de nuestra existencia no es algo tan malo. (Al menos bajo mi personal punto de vista)
En cuanto a la bisexualidad masculina, como ya he dicho, no hablo de lo que no estoy al tanto. Sí que es cierto que he tratado de conocer algunos casos de primero mano, pero por desgracia no suerte. Sí que es cierto, —o al menos esa fue mi impresión—, que la femenina está mucho más aceptada en todos los círculos que la de los hombres. ¿Por qué? A lo mejor por el hecho de que la fantasía de muchos es ver a dos mujeres haciéndolo, adempero el caso inverso es más arduo de hallar. Quizá porque para muchas de nosotras, la idea de compartir a nuestro hombre con otro nos resulta muy duro de admitir, porque no es menos ignoto, o porque nos da miedo competir ,o el afecto, o el sexo de uno…
Lo lamento, estoy divagando. Será mejor que me centre en el tema y no me disperse. Pero cómo ya he dicho anteriormente, me resulta difícil moverme por un tema que no domino, así que solo puedo hablar de impresiones, de opiniones, de lo que creo o considero, y como ya he dicho yo menos que nadie, poseo la verdad absoluta.
Pero parece que no es así. No, al menos en lo que se refiere al sexo. Da la impresión de que en ese terreno, cuando elegimos uno u otro lado de la calle, hemos de quedarnos allí, de por vida. Y no tendría por qué ser así. En un mundo donde queda patente a cada paso que el amor eterno es cómo el Santo Grial, —más que difícil de encontrar—, no estaría mal que dejemos de machacar a aquellos que son lo suficiente, ¿valientes?, como para estar en medio del camino, listo para abrir la puerta a cualquier historia que surja por el camino.
Ahí es donde se encuentra el verdadero meollo de la cuestión; nos dan pavor los cambios. Nos han vendido un modelo de sociedad en la que nos han indicado lo que está bien y lo que está mal y lo que se salga de ello lo arrinconamos en una esquina y lo perseguimos con la secreta intención de extinguirlo. Solo que es muy duro hacerlo, y por otra parte infructuoso, ya que lograrlo es como ir a la caza del tesoro en la Atlántida.
Quién sabe si deberíamos de tomar el ejemplo de sociedades antiguas, ya extinguidas en el tiempo. Cómo la griega, donde el concepto de sexualidad era distinto al de hoy en día, y en donde la bisexualidad tenía una mayor cabida que en la actualidad. Más que nada, porque la vida es muy corta cómo para mantenernos dentro de unos límites, solo por que se presume que es lo correcto, lo que corresponde, aunque esto no nos haga felices, aunque nos dañe.

3 comentarios:

  1. Me gusto el comic; pero creo que al sujeto le gusto mas; el estar en el comic.


    personalmente no es algo que me interese; creo que el dominio de los misterios de una mujer son suficientes para toda una vida; solo una.

    (solo una es un universo)


    Saludos.

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  2. uf! has dicho una verdad como un templo.... Cada mujer, mejor cada ser humano somos un universo
    beso
    lesan

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  3. Te agradezco en principio tu visita a mi blog y tu generoso comentario; en cuanto a tu post me pareció de lo más interesante,y coincido con vos en varios puntos.
    Me gustó mucho tu blog de fotos.
    un beso grande

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