Las vespertinas estrellas
se resistían a
desaparecer
por la esquina de la calle mayor,
mientras las madres comenzaban
su cotidiana canción,
“¡¡A cenar!!”—
más las princesas y dragones
de fuegos pueriles,
tarareaban a los infantes castillos
encerradas en las quimeras
hasta que las luciérnagas
las notificaban
del momento de retornar
cabizbajos, cansados
al hogar que dejaron por la mañana
Lesan Mora, 2015
Me encanta la fotografía que has puesto y como la describe tu texto. Como nos cuentas en blanco y negro (también tus palabras) que, en otros tiempos, los niños podían ser tan niños :)
ResponderEliminarEscribes muy bonito.
Muchas gracias EmeM, me encanta la combinación fotografia texto, creo que puede dar más fuerza a las palabras en ciertos momentos
ResponderEliminarMuy bonita foto y palabras me quedo siguiendote y te invito a pasarte por mi blog;)
ResponderEliminarhttp://estoyentrepaginas.blogspot.com.es/
gracias guapa, me pasaré a hacerte una visita
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