Copyrighted: Lesan Mora, 2008
Foto por Jan Scholz
Cada mañana batallo con el sol
para continuar aferrada a quimeras nocturnas.
Hasta que un sutil roce en mi cadera,
ligero, apenas perceptible,
despierta mis adormecidos instintos.
La leve caricia de tus labios
en mi cuello es un arma nuclear
para mi frágil voluntad.
Hasta que me atraes
cual ola de mar, arrebatando
los últimos soldados a Morfeo .
Un cuerpo, una boca,
unas manos descendiendo…,
unas horas de locura desatada;
donde perdemos nuestras identidades
para convertirnos en pura furia.
Sin embargo, con el alba,
la paz nos trae el desayuno.
dándome el más gran regalo:
Más allá de la tormenta,
de la sed de beberse al otro,
hay un diamante ambarino:
Despertarse junto a ese ser
que nos hizo brillar
una noche sin luna.
¿Acaso lo hay?. Decidme, por que lo ignoro.